Siguiendo con nuestra serie de entradas sobre edificios que hemos visitado y nos han impresionado, nos trasladamos de Noruega a Suiza, más concretamente a la pequeña localidad de Vals. En ella, el arquitecto ganador del Pritzker en 2009, Peter Zumthor, proyectó y construyó una auténtica joya de la arquitectura, las Termas de Vals.
El edificio se construyó aprovechando un antiguo complejo hotelero de los años 60 con el fin de promover el turismo en la zona. La primera intención del arquitecto fue la de construir las termas dentro de la propia montaña, sin embargo, las grandes complicaciones le hicieron optar por un cambio de enfoque, si no podía introducir el edificio en la montaña, haría que edificio formara parte de la montaña.
De este modo, el proyecto, encastrado en una pronunciada ladera de la montaña, se mimetiza completamente con el medio. Utilizando en su materialización, además de hormigón, gran cantidad de cuarcita procedente de una cantera muy cercana.
Hasta un monto de 60.000 piezas de cuarcita autóctona fueron utilizadas en su construcción, teniendo no solo una función estética, sino que conforman también la estructura del edificio.
La sobriedad y la simplicidad caracterizan esta obra que juega de forma admirable con la masa y el vacío. Genera espacios a los que la luz reflejada, el sonido del agua, y la robustez de la piedra, le confieren una atmósfera casi espiritual.
Tras acceder al complejo a través de una pequeña entrada lateral, un largo pasillo conduce al gran espacio central de los baños. Donde una abrumadora sensación de calma invade al visitante, que encuentra como esculpidas en la roca, las diferentes estancias y piscinas.
Finalmente, una estupenda piscina exterior, llena de agua a 36 grados proveniente de la propia montaña, conecta el interior y el exterior de las termas, encuadrando las cumbres nevadas y ofreciendo una de las mejores vivencias que un servidor ha tenido la suerte de experimentar.
Por todo esto, no es de extrañar que las termas de Vals sean consideradas como la obra maestra de este maestro de la arquitectura. Una obra capaz de conmover, de transmitir paz y sosiego, y que en mi opinión comparte aspectos con la arquitectura religiosa.
Parafraseando a Peter Zumthor: “Montaña, piedra, agua. Construir en la piedra, construir con piedra, dentro de la montaña, construir de la montaña, estar dentro de la montaña. ¿Cómo pueden ser interpretadas arquitectónicamente las implicaciones y la sensualidad asociadas a estas palabras? Todo el concepto ha sido diseñado siguiendo estas preguntas, y así ha ido tomando forma paso a paso”.