En un ático de apenas 100 metros cuadrados, situado en la zona de playa de Marina D’or en Oropesa (Castellón), se ha llevado a cabo una reforma interior para permitir que los tres hijos de una pareja disfruten de espacio suficiente para pasar sus vacaciones.
El proyecto se resuelve a partir de dos condicionantes inamovibles: la reducida altura libre interior, y la absoluta predeterminación de las instalaciones de saneamiento.
El comedor se convierte en el corazón de la casa, ya que es el punto de unión de terraza, cocina y salón que cuenta con grandes ventanales con vistas despejadas que aportan luminosidad y amplitud a la vivienda, las piezas de porcelánico de gran formato en color azul acentúan más si cabe la ubicación privilegiada de esta vivienda.
Los acabados y revestimientos están cuidados para conseguir trasladar a la vivienda el mismo carácter cálido y amable que tienen sus propietarios.